Delfina sin vergüenza

Por Enrique Rodríguez Martínez

La narrativa presidencial utiliza con frecuencia los valores, la ética y los principios. Siendo un terreno dominado por la subjetividad, acostumbran acomodar el discurso para adaptar con sorprendente facilidad lo que ante la legalidad es ostensiblemente arbitrario. Sin embargo, en esas justificaciones maquiavélicas siembre hay un fin superior que atropella derechos sin vergüenza alguna, porque se autocomplacen otorgándose la categoría de moralmente superiores.

Hubo un secretario de educación pública, del que todavía se conserva el escritorio en la oficina del edificio ubicado en la calle de Argentina, que afirmaba: “La corrupción no vive del ambiente, la difunde como peste el mal gobernante”. Se ajusta como anillo al dedo, para afirmar con base en resoluciones de instituciones autónomas, que Delfina Gómez debe renunciar, si ella y quien la designó fueran congruentes.

El Instituto Nacional Electoral, enemigo público número uno de la Cuarta Transformación (4T) determinó hace cuatro meses sancionar a Morena con 4.5 millones de pesos por demostrarse fehacientemente que se retuvieron indebidamente más de 13 millones de pesos en salarios devengados por trabajadores municipales de Texcoco, cuando fue gobernado por la profesora, entre 2013 y 2015.

En esa época, Alejandro Gómez Álvarez, hermano de la exalcaldesa, y Horacio Duarte Olivares diseñaron una red que tenía como finalidad retener recursos de los empleados para fines electorales, dinero que fue a dar Morena para crear un fondo que sería destinado a la campaña para la gubernatura que disputó

Delfina sin éxito en el Estado de México.

El 12 de enero, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó la sanción impuesta por el INE tras la confirmación del ilícito cobro de “diezmo”. Es decir, se consumaron delitos electorales atribuibles a la actual Secretaria de Educación Pública, que está obligada a un estricto compromiso de ejemplaridad.

El discurso presidencial fracasó porque Delfina no renunciará al cargo, lejos de ello, Andrés Manuel López Obrador se muestra orgulloso y acomoda por enésima ocasión los parámetros de su “moral” para defender a quien fraguó un abuso indignante y será nuevamente su candidata a la gubernatura mexiquense.

La secretaria de educación está derrotada por su falta de dignidad para ocupar el escritorio que usó José Vasconcelos, la impunidad es el sello que la define.

EDICTOS

Horacio Duarte, uno de los alfiles en la operación para esquilmar parte de sus percepciones a empleados municipales en Texcoco, es el actual Administrador General de Aduanas.

A cargo de la Secretaría del Bienestar, que maneja el multimillonario presupuesto de los programas sociales del gobierno federal está Ariadna Montiel Reyes, mujer cercana al famoso “señor de las ligas” René Bejarano.

Felix Salgado Macedonio pidió licencia al Senado para apoyar a AMLO en la insulsa consulta de revocación del mandato.

¿Qué podría salir mal? Sin duda, son peores.